viernes, 24 de abril de 2015

“VERGOGNA”: El mediterráneo se convierte en fosa común de inmigrantes, mientras Europa esconde la cabeza.

Vergüenza, con esa palabra definía el Papa Francisco la sensación que tenia al conocer la cifra de muertos después del enésimo naufragio en aguas del Mediterráneo. Una embarcación que transportaba desde Libia a centenares de seres humanos, desesperados y procedentes de diversos países de África.

La cada vez menos confortable Europa se estremece al conocer cada nuevo dato de un desastre en alta mar, pero rápidamente pasa página y olvida con una rapidez inusitada, ensimismada en nuestros problemas internos.

Nadie está a favor de que miles y miles de personas se lancen al Mediterráneo en embarcaciones en estado lamentable, explotadas por las mafias que se dedican al tráfico ilegal de personas; pero nadie quiere acogerlos en nuestros países.

Nadie aporta soluciones eficaces a este continuo goteo de muertes provocadas por  la desesperación.

Hace pocos días 700 inmigrantes de origen sirio o eritreo morían frente a las costas de Malta;a esta cantidad se añade los más de 1.600 que este año ya lo han hecho, y a los cerca de 3.200 que lo hicieron en 2014.

Quienes se empeñan en tratar el fenómeno de la migración irregular como un problema de carácter policial comenten un tremendo error. Desde que el mundo es mundo se vienen repitiendo los flujos migratorios.

Las personas que viven en países con altísimos índices de pobreza y miseria, donde la explotación, la persecución o la guerra se enseñorean en la vida de los seres humanos, se esfuerzan por huir de sus países en búsqueda de otras tierras donde puedan desarrollar su vida de un modo digno.

Federica Mogherini, jefa de la diplomacia exterior de la UE, ha explotado también exigiendo el compromiso de la Unión Europea en la solución de este drama humano.

Exige la diplomática Italiana reforzar las misiones en el Mediterráneo, al tiempo que pide un esfuerzo para compartir responsabilidades en la reubicación de los refugiados.

Esta exigencia ha sido tratada en la cumbre que los primeros ministros  o presidentes de los gobiernos europeos han celebrado esta semana, y han coincidido con la petición de Mogherini, solo que ni han fijado la cantidad de euros a aportar ni la fecha en la que se pondrá en marcha el operativo.

Hasta el momento en Italia se hacinan en distintos albergues más de 100.000 refugiados, mientras parece imposible armonizar una única política de asilo en la Unión Europea, ya que cada uno de los 28 países que la componen dispone de una política propia con legislación particular en esta materia.

¿Y por qué  en este año el número de muertos parece que va a ser superior al de otros años? Pues sobre todo por razones económicas, y es aquí cuando se pone de manifiesto el enorme cinismo que caracteriza nuestra política ante este fenómeno.

Después de la tragedia de Lampedusa, donde perdieron la vida 300 inmigrantes, Italia con alguna pequeña ayuda de la UE puso en marcha la operación Mare Nostrum, que supuso un amplio despliegue de la Marina Italiana dedicada a la búsqueda y rescate de embarcaciones rumbo a la costa europea. La operación Mare Nostrum supuso para el fisco Italiano el desembolso de 10 millones de euros al mes, Italia seguía pidiendo a la UE su cooperación económica en la operación; cooperación que nunca ha llegado.

Así las cosas, se puso fin a Mare Nostrum y se sustituyó por la operación Tritón, que despliega muchos menos medios navales de rescate. El coste de esta operación desciende a 3´2 millones mensuales, por lo tanto, el número de embarcaciones rescatadas es mucho menor y el número de muertes mucho mayor, así de sencillo.

¿Quiénes desde la UE se oponen a financiar operaciones de rescate? Pues el Reino Unido de la Gran Bretaña es el principal país que se opone a financiar con fondos europeos esta situación. Su principal argumento es que cuanto más segura sea la travesía desde Libia a Italia se producirá una operación llamada que multiplicará el número de aspirantes a cruzar el mar. Además del Reino Unido, todos los partidos xenófobos, racistas o fascistas del arco parlamentario europeo apoyan entusiásticamente esa posición.

Examinemos un poco la situación de la región, Libia que fue “liberada” de Gadafi con el apoyo militar o político de todos los países de la Unión, se encuentra ahora mismo sumida en el caos, no existe ninguna autoridad, hay dos gobiernos, uno en Trípoli y otro en Tobruk disputándose cada palmo del país y cada tonelada de gas o petróleo.

Además existe un riesgo real de la instauración de un califato islámico en la región cirenaica, a las puertas de Europa.

Esta situación facilita la implantación de las mafias dedicadas al tráfico ilegal de personas. De esta forma, este drama lejos de disminuir, irá en aumento si no se toman soluciones con prontitud.

¿Y por qué con Gadafi en el poder parecía que la inmigración ilegal estaba controlada? Pues porque la UE le pagaba un fortunón a Gadafi para que lo controlara, hasta 5.000 millones de euros se le pagaron para que impidiera lo que él llamaba una Europa negra.

Pero además, hemos de contar que para  muchos cuerpos y fuerzas de seguridad la migración  constituye una fuente de ingresos y una razón de ser en tiempos caracterizados por fronteras abiertas y por la falta de amenazas militares tradicionales.

Para la industria de defensa, apoyada con fondos de investigación de la UE, la migración constituye, así mismo, una potencial mina de oro.

Además, cuando los inmigrantes permanecen hacinados, detenidos o retenidos  por periodos cada vez más largos, las empresas de seguridad privada piensan que pueden obtener grandes beneficios,ya que van siendo incorporadas progresivamente a la nueva economía de frontera.


En definitiva ahí reside la dificultad para resolver un problema que aparentemente tiene fácil solución, el maldito dinero que nadie está dispuesto a proporcionar para acabar con esta masacre, lo dicho: VERGÜENZA Y CINISMO

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